viernes, 17 de febrero de 2012

Mentiras y felicidad iban de la mano.





Te estaré esperando…
Eso a veces me lo repito demasiado a menudo, hasta comienzo a pensar que es mentira.
Mentira eso de que te espero.
Mentira eso de que te celo.
Mentira eso de que te anhelo.
Mentira eso de que por ti me desvelo.
Mentira eso de que te quiero.
Mentiras, mentiras, mentiras… y bueno, dicen que “el que anda con cojo al año cojea” por feo y ordinario que suene, termina siendo cierto. Escuchas mentiras día tras día, acostumbrándote o cansándote, según sea tu caso. La verdad, llega un momento en el que llegan a hacerte feliz “¿feliz?” quizás te estarás preguntando, y sí, si quería decir feliz.
Feliz porque la verdad no existe y no hay nada que te demuestre que “la mentira” no es otra cosa que… mentira.
Feliz porque no sabes qué pasa, pero lo que sabes es que se siente bien… por ahora.
Feliz porque siempre habrá más cosas buenas que decir, aún sin saber que no son ciertas.
Feliz porque estás escuchando y está pasando lo que siempre quisiste, aún sin saber que no es verdad.
Hasta que llega el momento que la felicidad comienza hacerle preguntas a la mentira. Ahí es cuando todo se empieza a complicar. Te das cuenta que no todo puede estar tan bien. Estás acostumbrado a que las cosas salgan mal o al menos no como tú quieres, y no es “pensar de forma negativa” es solo ponerle un poco de realismo al caso. Además, no todo es color rosa como dicen algunos, pero en ese momento lo era y ahí decides actuar. Actuar diciendo que “¿qué es lo que pasa?” nunca fue la mejor manera, pero siempre es a la que acudimos. Y al parecer esta nota está llena de refranes, diciendo ahora “lo fácil no siempre es lo correcto” y “él que busca lo que no se le ha perdido, encuentra cosas que no quería saber” Perfectos refranes que encajan como anillo al dedo a esto.
En ese momento en que nos desesperamos, siempre comenzamos a hacer preguntas de más trayendo sin darnos cuenta respuestas que nunca hemos querido escuchar, que nos harán llorar, desilusionarnos, decepcionarnos, pero al fin y al cabo, te das cuenta que mejor haberse dado cuenta en ese momento y no después cuando todo dentro de tu organismo psicoamoroso esté mucho más desarrollado y avanzado

No hay comentarios:

Publicar un comentario